Si soy insolvente, ¿me pueden embargar?

Si soy insolvente, me pueden embargar

Una de las circunstancias más desagradables en las que te podrías encontrar es cayendo en una situación de insolvencia económica. La realidad es que existen algunos falsos mitos relativos a este tema y mucho desconocimiento en general.

Por ejemplo, mucha gente sabe que insolvencia y embargos son conceptos que van casi de la mano, pero no todo el mundo lo tiene tan claro. Hay quien aún se pregunta si te pueden embargar por ser insolvente. Pues bien, para que todo el mundo sepa qué puede esperar bajo una situación como esa, hemos preparado este artículo. Agárrate, que vienen curvas.

¿Me pueden embargar siendo insolvente?

Antes de entrar en cuestiones más concretas, lo primero que deberíamos aclarar es qué significa exactamente ser insolvente.

Cuando una persona física contrae algún tipo de deuda económica con uno o más acreedores (en la mayoría de las ocasiones, por algún tipo de préstamo), se convierte en deudor. Normalmente, existirá un contrato que regulará la devolución de la deuda y los plazos para ello.

La abrumadora mayoría de los ciudadanos del mundo tiene deudas. Hipotecas, tarjetas de crédito, préstamos… Incluso el Estado tiene (una enorme) deuda externa, del 125% del PIB a día de hoy para ser más exactos. Pero ese es otro tema que no trataremos ahora. La cuestión es que igual que ‘love is in the air’, la deuda también, pero mientras pagues tu deuda, todos contentos.

Sin embargo, cuando el deudor incumple uno o más plazos de devolución de la deuda, pasa a ser moroso. Y, posteriormente, cuando se comprueba que el moroso no tiene capacidad económica para devolver la deuda contraída por ausencia de ingresos suficientes, se convierte en una persona insolvente.

Entonces, ¿te pueden embargar siendo insolvente? Oh, sí, claro que pueden, pero no adelantemos acontecimientos. Aún hay cosas que debes saber antes de llegar a ese punto. Sigue leyendo y te lo explico.

Requisitos para declararse insolvente

Aquí viene el punto en el que mucha gente tiene conceptos equivocados. Hay quien cree que eso de declararse insolvente es una especie de truco mágico que sirve para no pagar nada alegremente. No obstante, la insolvencia no tiene mucho de alegre y sí de problemas. Además, esa gente parte de un principio completamente erróneo:

Tú NO puedes declararte insolvente a ti mismo: es un juez el que determina eso.

Esa idea de ‘pues yo me declaro insolvente’ es completamente absurda. Tú te podrás declarar insolvente, incapaz, incompetente, inepto y muchas otras cosas más que empiezan por ‘in’… pero eso no tiene ninguna validez jurídica.

Declararse insolvente en un juicio

Por norma general, cuando un impago sobrepasa los 90 días de mora (retraso), la mayoría de las entidades acaban pasando la gestión a la fase ejecutiva. Esto significa que se descarta la vía rápida y amistosa para solventar una deuda impagada puntual. 

Una vez que ocurre esto, tu acreedor te denuncia en el juzgado y reclama el importe total de la deuda contraída, no solo las cuotas impagadas, declarando rescindido el contrato.

Todo esto lleva su tiempo, desde luego, pero finalmente se celebrará el juicio y, si nada ha cambiado, serás sentenciado a abonar la deuda completa (más intereses) con carácter inmediato. Entonces el juez te requerirá una declaración exhaustiva de todos tus bienes materiales e ingresos.

En dicha declaración debes ser totalmente transparente. Si no lo eres y te descubren, lo cual no es especialmente difícil, te pueden acusar de alzamiento de bienes y puedes acabar con tus huesos en la cárcel.
Finalmente, si el juez analiza tu declaración y concluye que no tienes ingresos suficientes para abonar la deuda, entonces y sólo entonces serás declarado insolvente. Pero ojo, que eso no es más que un mero trámite, porque a continuación te impondrá una serie de embargos contra todo tu patrimonio.

Pros y contras de declararse insolvente

No hay quien esté libre de vivir una mala situación económica y acabar siendo insolvente. Hay quienes creen que esto es un chollo, que ciertos grupos sociales lo llevan a la práctica durante toda su vida y ahí están, tan lozanos ellos. La realidad, por desgracia, no es muy divertida si pretendes vivir dentro de la sociedad digamos ‘estándar’. 

Por lo tanto, entre las consecuencias de declararse insolvente en España difícilmente se puede hablar de ‘pros’, salvo que consideres no pagar una deuda como algo bueno.

Y como aspectos negativos tendríamos todo lo demás. ¿Te van a embargar si eres insolvente? Ya lo creo que sí. Todo lo que tengas ahora y en el futuro hasta que la deuda sea saldada, pues no prescribe mientras el acreedor la siga reclamando activamente.

Te van a embargar la nómina, te van a embargar tu vivienda, tu coche, tu moto y cualquier vehículo que tengas. Te pueden embargar todo lo que esté a tu nombre y tenga valor, lo que incluye terrenos, inversiones, cuentas corrientes, joyas, obras de arte…

Y como esto dura tanto tiempo como tardes en abonar la deuda, tus ingresos futuros también estarán embargados. No podrás tener una cuenta bancaria propia sin que sea una pesadilla constante de bloqueos de efectivo, ni podrás tener ahorros. Nadie te concederá un crédito y vivirás sólo para pagar los gastos básicos.

En fin, no sé cómo lo verás tú, pero yo le encuentro pocos ‘pros’ a todo eso.

¿Quién paga cuando una persona es insolvente?

Bueno, este es un tema bastante amplio que daría para hablar mucho sobre ello. Aún así, te lo resumiré. Si la deuda es entre particulares, y una parte es insolvente, simplemente el acreedor habrá perdido su dinero, sin más. Al menos, en el 90% de los casos o más.

Una excepción a esto podría estar, por ejemplo, en los contratos laborales. Si una empresa te despide y no te paga lo que debe, el Estado, a través del FOGASA, acabará asumiendo una parte (que luego reclamará al deudor).

Si se trata de deudas con entidades bancarias, normalmente existen seguros que cubren este tipo de situaciones de impagos. No cubren el total de la deuda, pero compensan en parte a los bancos (lo cual no extingue la deuda, ojo).

Y, por último, en el caso de deudas con Hacienda o la Seguridad Social, éstas vienen a engrosar la deuda pública del conjunto del Estado mientras no se abonen.

Conclusiones

Hoy hemos aprendido varias cosas. Para empezar, tú no te puedes declarar insolvente, sino que tiene que ser un juez quien lo haga. Y, por otro lado, ser insolvente te conduce irremediablemente a embargos de todo tipo, y eso no mola nada. Las consecuencias de vivir en insolvencia no son nada agradables.

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